Cómo comunicar-nos e implicar a la familia en cada fase.
La primera fase, es la sospecha del TDAH,
que puede llegar por parte del tutor/a o por parte de la familia. En este
segundo caso, ya tendríamos un paso ganado en la implicación de la familia, ya
que la información viene de ellos hacia la escuela. Si fuera el tutor quien
tiene la sospecha, deberá hablar con la familia y comentarles lo observado,
siempre con fundamentos. Deberá mantener una conversación serena, pausada y
explicando lo que observa del niño en clase intentando involucrar a la familia
y contrastar información para llegar a un mínimo acuerdo.
En la segunda fase, se hace una valoración des del centro escolar en el que el tutor junto con la familia contrastan y comprueban las dificultades del niño. Siempre buscando des del centro la colaboración y ayuda del la familia.
En este paso es donde la familia
firmará el consentimiento que permitirá que el equipo de orientación elabore el
informe psicopedagógico.
La tercera fase, es la valoración y diagnóstico desde los servicios sanitarios. Aquí la familia también tiene un papel importante ya que Los médicos de atención primaria y los pediatras son otro ámbito de detección y lugar donde los progenitores pueden comunicar las alteraciones o dificultades que tienen con su hija o hijo.
La tercera fase, es la valoración y diagnóstico desde los servicios sanitarios. Aquí la familia también tiene un papel importante ya que Los médicos de atención primaria y los pediatras son otro ámbito de detección y lugar donde los progenitores pueden comunicar las alteraciones o dificultades que tienen con su hija o hijo.
En la cuarta fase, se evalúan las actuaciones e
intervenciones que el menor está recibiendo. Con esto se diseñará un plan de
seguimiento que permitirá valorar el funcionamiento y efectividad del
tratamiento a corto, medio y largo plazo.
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